Thursday, June 11, 2015

Un corazón herido.

Salmos 109, 21-23 (NVI)
 Pero tú, Señor Soberano, trátame bien por causa de tu nombre; líbrame por tu bondad y gran amor.  Ciertamente soy pobre y estoy necesitado;  profundamente herido está mi corazón. Me voy desvaneciendo como sombra vespertina;  se desprenden de mí como de una langosta.

Hace algún tiempo tuve un sueño, en mi sueño veía un lugar con rejas, custodiado por un hombre de estatura alta y vestido de negro, como un guardián, además había un perro muy bravo y grande también. Resulte en la puerta de ese lugar y aunque el perro ladraba ferozmente, yo tenía una autorización para entrar a ese lugar sin ser lastimada. Entre y subí unas pequeñas escaleras, llegue a una habitación y encontré en una cama como de hospital a un hombre, ese hombre estaba convaleciente, me acerque un poco confundida y adolorida por ver tal imagen, en eso quite la sabana que lo cubría y vi una herida en su corazón, era una llaga, algo sumamente feo que espanto mi ser al punto de causarme un inmenso dolor. Casi inmediatamente también una mano sobre esa herida que la sanaba…allí desperté.


Aunque sabía que era lo que Dios quería mostrarme, no había tenido una revelación exacta de mi sueño hasta que vi de cerca hombres heridos por las actuaciones de sus esposas, en palabra, hecho y hasta con su omisión de muchas cosas. Cuando hemos sido heridos tenemos dos caminos, odiar y vengarnos por el dolor causado, o perdonamos hasta llegar a olvidar la ofensa y liberarnos de todo aquello que el diablo quiere que vivamos para incluso no ser perdonados, pues a la medida que perdonamos seremos perdonados y libres de muchas maldiciones.


Es tan real esta situación, que el guardián y perro que custodiaban ese lugar es precisamente el mal que ata las personas que aun no logran perdonar las ofensas de otros y que los mantienen enfermos tirados en una cama. Porque el diablo se aprovecha de esto? Simple, el diablo conoce la palabra de Dios, sabe que seremos perdonados y transformados si nos dejamos sanar, si entendemos que perdonando seremos perdonados y libres. Que el odio y la venganza nos hacen ciegos y manipulables para seguir cometiendo pecados tras pecados. También sabe que con estas ataduras, no lograremos abrir el corazón para entrar en un proceso de conversión.


Esta heridas en los pródigos causan mucho malestar y tormento, a tal punto que podemos notar su rabia en contra de aquellos que hemos decidido pararnos en la brecha. Mentiras y exageraciones sobre lo sucedido son las justificaciones que usan para mantener sus planes de permanecer en adulterio o lejos de su hogar. La verdad es la falta de perdón, por eso es importante pedirle la oportunidad a Dios de pedir perdón personalmente a ellos por todo aquello con que hayamos ofendido, con arrepentimiento sincero y de corazón. Hacer la reparación correspondiente, Como?, en primer lugar con nuestras oraciones, en segundo lugar evitar caer en estas mismas trampas, en mostrar comprensión y paciencia a esa persona a la que herimos como muestra del amor incondicional, el resto dejarlo en manos de Dios.


Entonces debemos saber que dentro del proceso de lucha debemos pedirle al Señor por esos corazones heridos, debemos tomar la autoridad que Dios nos ha dado mediante nuestro Señor Jesús y entrar a ese lugar de cautiverio para ayudar a la sanación de ese corazón, sanándolo con nuestro perdón, oración, amor y paciencia. No podemos caer en la trampa del enemigo en actuar de la misma manera que hace actuar a nuestra pareja, aunque duela la ofensa, es mejor guardar silencio y orar hasta que ese corazón sea sanado.


Oremos:

Padre de la Gloria, hoy entiendo cuánto daño hay en el pecado, por eso ante ti pido perdón por todas las ofensas, malos tratos y desamor que he tenido hacia mi esposo (a). Dame la oportunidad de hacérselo saber, dame la oportunidad de pedirle perdón al el/ella también. Libera a mi esposo(a) de ese dolor, sanando y pasando tu mano poderosa sobre su corazón, para que el/ella pueda ser libre de la mentiras, de la manipulación, del odio, la arrogancia y la soberbia que mantiene al enemigo aun dirigiendo su vida. Hoy en fe lo pongo en el costado derecho de nuestro Señor Jesús, donde está la llaga causada por la lanza que lo atravesó y en Fe se que será sanado en el Poderoso Nombre de tu amado hijo Jesús. Amen

Lucas 6 36-38 (NVI)

Sean compasivos, así como su Padre es compasivo.

El juzgar a los demás

 »No juzguen, y no se les juzgará. No condenen, y no se les condenará. Perdonen, y se les perdonará.  Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.»

Con Amor y Oraciones.
M.S




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