Sunday, July 5, 2020

Nuestra Identidad

Génesis 1, 27 Y creó Dios al hombre a su imagen.

Es increíble cómo la gente puede estar vestida hermosa, elegante por fuera y su alma hecha pedazos. (como dice el refrán son ataúd lujoso por fuera, pero en su interior cargan un muerto).

Hay un espíritu que el enemigo sutilmente ha introducido en la sociedad, que hace a las personas se crean qué la imagen física, puede esconder el desorden que tienen en su alma, en su interior. No estoy opuesta a la elegancia, al contrario, creo firmemente que Dios es el creador de la elegancia, solamente hay que ver la Creación, ver el rostro de un niño y ver la perfección.


¿Qué deseo explicarle?  Cómo el enemigo con su maldad va robándole al ser humano su elegancia original con la que Dios lo creó.

Los militares que practican simulacro de guerra usan una ropa especial de camuflaje.


Camuflaje: es una estrategia militar que consiste en hacer pasar inadvertidas las tropas y el material bélico dándoles apariencia distinta de la real: a los cascos de camuflaje se les suelen pegar hojas y ramas, ocultación de una cosa dándole el aspecto de otra: se considera que el maquillaje no es más que un tipo de camuflaje. Es la facilidad para disfrazarse y pasar desapercibido.

 En los carnavales la gente se disfraza. ¿Por qué? Porque bajo el disfraz nadie sabe quiénes son.  Se puede hacer cosas o decir cosas, que, sin el camuflaje del disfraz, no hubiera sido posible hacer. 

 En otras palabras, el camuflaje es una apariencia engañosa que no deja ver la realidad, es una emboscada traicionera en donde cae cualquiera, es una imitación fingida que se hace de una cosa como si fuera verdadera.

¿Qué hizo Adán y Eva después de desobedecer a Dios? Se fabricaron ropas de hojas. (Génesis 3, 7). Inmediatamente se dieron cuenta de su desnudez. 

 ¿Qué hizo Dios? Llamó a Adán. ¿Dónde estás? Entonces Adán contestó: me escondí, porque estoy desnudo y tuve miedo. Dios le hace una Pregunta: ¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? Enseguida Dios les hizo vestiduras de piel. (Génesis 3, 9-11 y 21).

 Lo que deseo explicar, es cómo este espíritu viene de la serpiente antigua. La serpiente antigua sigue trabajando para seguir introduciendo la maldad y dejar al ser humano sin su identidad original, lo desnuda de ella y haciéndolo desobedecer. 

¿Qué tuvo que hacer Dios? Cambiarle la vestimenta que ellos mismo por su desobediencia se fabricaron. Ahora para que Dios pudiera darle ropa de pieles tuvo que matar un animal. Génesis 27, 16 Rebeca viste a su hijo menor Jacob, para engañar al padre y con las pieles de cabritos les cubrió sus manos y su cuello. Por medio del engaño, el hijo recibió la bendición de su padre. Rebeca al cambiar la identidad de su hijo (la vestimenta) le cambió su destino. ¡Padres cuidado!

El ser humano se autodestruye cuando pierde de vista aquel que lo Creó a su imagen. Adán y Eva al comer de ese árbol, fueron envenenados con la maldad pecaminosa de la serpiente(satanás).  El pecado es una naturaleza caída y envenena el ser humano.

 La palabra dice: La paga del pecado es la muerte. (Romanos 6, 23).

 Sin embargo, Dios no los mató. ¿Por qué? Dios no mata lo que él Creó. Lo que Dios buscó fue la solución. En vez de matarlos, Dios hizo un vestuario de piel de animal.

 Para mí en lo personal, quiero ser clara, no lo dice la Escritura, esa piel era de un cordero, ese cordero, Dios lo sacrificó por ellos, en otras palabras, en vez de que murieran ellos, muere el cordero, él no miró su condición pecaminosa, él miró al cordero, claramente nos dice la Escritura, que, sin derramamiento de sangre, no hay perdón.

 Fue una sombra o el anticipo de la venida de Jesús como el verdadero cordero de Dios, quien quitaría el pecado del mundo. Juan Bautista lo declaró. (Juan 1, 29). ¡He aquí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!

 Jesús, cargó con nuestros pecados en la cruz, sufrió la muerte por nosotros y derramó Su propia sangre. Su sangre nos limpia de nuestros pecados y es la que nos reconcilia con Dios. (2 Corintios 5, 17) -(1 Pedro 1, 18-19).

 Juan, nos dice: viste un manto empapado de sangre y su nombre es: La Palabra de Dios. (Apocalipsis 19, 13). Hay otras versiones bíblicas que dicen: Se envuelve en un manto empapado en sangre.

  El veneno de la serpiente hoy se esconde en engañar al ser humano con una identidad falsa, le roba su imagen de hijo de Dios. Lo satura con mentiras y una vez más, lo hace comer de su veneno que es el pecado y lo envuelve en el sistema de desnudez delante de Dios. Cuántas personas usted mira riendo y por dentro están llorando. El espíritu de apariencia le ha robado su verdadera Identidad. 

 Como lo hemos visto en estos tiempos, el robo de identidad que se está usando; entra una persona haciéndose pasar por otra, con su documentación y roba miles de dólares en el nombre de la persona verdadera, ¿cómo lo logra? con su astucia y maldad.  Al punto que la persona verdadera se ha visto forzada a buscar un abogado para llevar su caso frente a una corte, delante de un juez y comprobar esa identidad falsa, es todo un proceso.

 El único juez capacitado dé devolverle su identidad como hijo de Dios es Jesús. Es la sangre del Cordero que te limpia y te lleva victorioso al frente de su Padre. Pero para que eso suceda, usted tiene que tomar la decisión de quitarse esa vestidura camuflaje falso que la ha vestido el enemigo. ¿Y cómo lo logra? Arropándose con la túnica empapada de sangre, creyendo y confesando su identidad como hijo de Dios, una vida nueva rechazando todo pecado, no consintiendo que el pecado lo vista con una identidad falsa, siendo siempre luz en medio de la oscuridad.

 Cualquiera que haya sido su identidad falsa que no lo dejaba ver la verdad: ya sea el engaño de su pareja, un abuso en su niñez, la serpiente lo vistió con culpabilidad, cualquiera que sea la identidad que usted pueda identificarse que el enemigo lo ha vestido. No permita más, que ese manto de amargura falsa que lo ha vestido y le ha robado los mejores años de su vida lo siga controlando. La persona que le hizo daño también carga con una identidad falsa. La rebeldía de una persona es porque carga con un daño interior, una amargura. La serpiente antigua lo hizo comer del árbol de la muerte. 

 ¡Este es el día que ha hecho el Señor, gocemos y alegrémonos en él!

(Salmo 118, 24).

 

María Sosa (Ministerio Mujer Levántate).


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