Génesis 1, 27 Y creó Dios al hombre a su imagen.
Es increíble cómo la gente puede estar vestida hermosa, elegante por fuera y su alma hecha pedazos. (como dice el refrán son ataúd lujoso por fuera, pero en su interior cargan un muerto).
Hay un espíritu que el enemigo sutilmente ha introducido en la sociedad, que hace a las personas se crean qué la imagen física, puede esconder el desorden que tienen en su alma, en su interior. No estoy opuesta a la elegancia, al contrario, creo firmemente que Dios es el creador de la elegancia, solamente hay que ver la Creación, ver el rostro de un niño y ver la perfección.
¿Qué deseo explicarle? Cómo el enemigo con su maldad va robándole al ser
humano su elegancia original con la que Dios lo creó.
Los militares que practican simulacro de guerra usan una ropa especial de
camuflaje.
Camuflaje: es una estrategia militar que consiste en hacer pasar inadvertidas
las tropas y el material bélico dándoles apariencia distinta de la real: a
los cascos de camuflaje se les suelen pegar hojas y ramas, ocultación de
una cosa dándole el aspecto de otra: se considera que el maquillaje no
es más que un tipo de camuflaje. Es la facilidad para disfrazarse y
pasar desapercibido.
¿Qué hizo Adán y Eva después de desobedecer a Dios? Se
fabricaron ropas de hojas. (Génesis 3, 7). Inmediatamente se dieron cuenta
de su desnudez.
Lo que deseo explicar, es cómo este espíritu viene de
la serpiente antigua. La serpiente antigua sigue trabajando para seguir
introduciendo la maldad y dejar al ser humano sin su identidad original, lo
desnuda de ella y haciéndolo desobedecer.
¿Qué tuvo que hacer Dios? Cambiarle la vestimenta que ellos
mismo por su desobediencia se fabricaron. Ahora para que Dios pudiera
darle ropa de pieles tuvo que matar un animal. Génesis 27, 16 Rebeca viste a su
hijo menor Jacob, para engañar al padre y con las pieles de cabritos les
cubrió sus manos y su cuello. Por medio del engaño, el hijo recibió la
bendición de su padre. Rebeca al cambiar la identidad de su hijo (la
vestimenta) le cambió su destino. ¡Padres cuidado!
El ser humano se autodestruye cuando pierde de vista aquel
que lo Creó a su imagen. Adán y Eva al comer de ese árbol, fueron envenenados
con la maldad pecaminosa de la serpiente(satanás). El pecado es
una naturaleza caída y envenena el ser humano.
La palabra dice: La paga del pecado es la muerte. (Romanos
6, 23).
Sin embargo, Dios no los mató. ¿Por qué? Dios no mata
lo que él Creó. Lo que Dios buscó fue la solución. En vez de matarlos, Dios
hizo un vestuario de piel de animal.
Para mí en lo personal, quiero ser clara, no lo dice la Escritura, esa piel era de un cordero, ese cordero, Dios lo sacrificó por ellos, en otras palabras, en vez de que murieran ellos, muere el cordero, él no miró su condición pecaminosa, él miró al cordero, claramente nos dice la Escritura, que, sin derramamiento de sangre, no hay perdón.
Fue una sombra o el anticipo de la venida de Jesús
como el verdadero cordero de Dios, quien quitaría el pecado del mundo. Juan
Bautista lo declaró. (Juan 1, 29). ¡He aquí el cordero de Dios, que quita el
pecado del mundo!
Jesús, cargó con nuestros pecados en la cruz, sufrió
la muerte por nosotros y derramó Su propia sangre. Su sangre nos limpia de
nuestros pecados y es la que nos reconcilia con Dios. (2 Corintios 5, 17) -(1
Pedro 1, 18-19).
Juan, nos dice: viste un manto empapado de sangre y su
nombre es: La Palabra de Dios. (Apocalipsis 19, 13). Hay otras
versiones bíblicas que dicen: Se envuelve en un manto empapado en sangre.
El veneno de la serpiente hoy se esconde en engañar
al ser humano con una identidad falsa, le roba su imagen de hijo de Dios. Lo
satura con mentiras y una vez más, lo hace comer de su veneno que es el pecado
y lo envuelve en el sistema de desnudez delante de
Dios. Cuántas personas usted mira riendo y por dentro están
llorando. El espíritu de apariencia le ha robado su verdadera Identidad.
Como lo hemos visto en estos tiempos, el robo de
identidad que se está usando; entra una persona haciéndose pasar por otra, con
su documentación y roba miles de dólares en el nombre de la persona
verdadera, ¿cómo lo logra? con su astucia y maldad. Al punto que la
persona verdadera se ha visto forzada a buscar un abogado para llevar su caso
frente a una corte, delante de un juez y comprobar esa identidad
falsa, es todo un proceso.
El único juez capacitado dé devolverle su identidad
como hijo de Dios es Jesús. Es la sangre del Cordero que te limpia y te lleva victorioso
al frente de su Padre. Pero para que eso suceda, usted tiene que tomar la
decisión de quitarse esa vestidura camuflaje falso que la ha
vestido el enemigo. ¿Y cómo lo logra? Arropándose con la
túnica empapada de sangre, creyendo y confesando su identidad como hijo de
Dios, una vida nueva rechazando todo pecado, no consintiendo que el pecado
lo vista con una identidad falsa, siendo siempre luz en medio de la
oscuridad.
Cualquiera que haya sido su identidad falsa que no lo
dejaba ver la verdad: ya sea el engaño de su pareja, un abuso en su niñez, la
serpiente lo vistió con culpabilidad, cualquiera que sea la
identidad que usted pueda identificarse que el enemigo lo ha vestido.
No permita más, que ese manto de amargura falsa que lo ha vestido y le ha
robado los mejores años de su vida lo siga controlando. La persona que le hizo
daño también carga con una identidad falsa. La rebeldía de una persona
es porque carga con un daño interior, una amargura. La serpiente
antigua lo hizo comer del árbol de la muerte.
¡Este es el día que ha hecho el Señor, gocemos y
alegrémonos en él!
(Salmo 118, 24).
María Sosa (Ministerio Mujer Levántate).
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