Thursday, September 10, 2020

¿Qué necesito para alcanzar la felicidad?


 ¡Hola, hermana en Cristo!

Felices los de corazón limpio, porque verán a Dios. (Mateo 5, 8).

 Usted me pregunta: ¿Qué necesito para alcanzar la felicidad?

Hay un gran número de seres humanos que han sido criados en hogares donde se predica que la felicidad no existe. Usted es uno de esos casos.

La felicidad no es encontrar la pareja perfecta, es encontrarse uno mismo con su propio corazón. Hay un concepto equivocado sobre la felicidad. Jesús habla algo sorprendente, felices los de corazón limpio.

Entonces esto nos enseña que no tiene nada que ver con el corazón de otros, es responsabilidad de nosotros cuidar nuestro corazón. El mundo enseña que todo está basado en hacer felices a otros. Y podemos notar que ese no es el sentir de Dios. Dios nos dice que la felicidad se encuentra en tener un corazón limpio. Y por supuesto el enemigo que anda rondando como león rugiente no le conviene que usted sepa esto. (1 Pedro 5,8).

Todas las personas de todos los tiempos y de cualquier edad buscan la felicidad. Dios ha puesto en el corazón del hombre y de la mujer un profundo anhelo de felicidad, de plenitud. Pero la felicidad no puede ser basada en otros. La felicidad es algo personal y por supuesto que hermoso cuando encuentras alguien con quien compartir esa felicidad sana. Y por supuesto usted tiene estas inquietudes, porque ha visto dentro de su hogar que nadie es feliz.

Que la verdad no es falta de felicidad, es que han dejado a su corazón solo, vacío lleno de egoísmo. El corazón es como un caballo desbocado que ni las riendas de su boca lo paran. ¿Por qué? las personas hablan de lo que está lleno su corazón. ¿Qué frutos hay en tu corazón? (Mateo 6, 21) -(Mateo 7, 15-18)-(Santiago 3, 1-10).

Durante la juventud, sumerge el gran deseo que piensas que la felicidad hay que alcanzarla. ¿Qué hay en el corazón? El deseo profundo de un amor verdadero, maravilloso, grande. ¡Cuánta energía hay en esta capacidad de amar y de ser amado! No permitas que este valor tan precioso sea falseado, destruido. Esto sucede cuando nuestras relaciones están cargadas por

el prójimo para sus propios fines egoístas, en ocasiones como mero objeto de placer, el corazón queda herido y triste tras esas experiencias negativas. Y por supuesto la persona habla de lo que está lleno el corazón. (Mateo 12, 34).

Llega un momento cuando esto sucede dentro de los hogares, que los hijos se sienten hartos porque los padres instrumentalizan sus sentimientos para salirse con la suya. Y veo que eso le está sucediendo a usted.

Se lo ruego, no tenga miedo al amor verdadero, aquel que nos enseña Jesús y que San Pablo describe así el amor es paciente, afable, no tiene envidia, no presume, no es mal educado ni egoísta, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. El amor no pasa nunca. (1 Corintios 13).

 La felicidad, no es una vida cómoda, sino un corazón enamorado, como el de Cristo. Hay una idea errónea de que la felicidad está basada en lo material. Conozco personas adineradas que no conocen la felicidad. Conocí gente en pobreza que eran felices. El misterio es conocer a Dios.

El corazón santísimo y misericordioso de Jesús, atravesado por una lanza en la cruz, fue una entrega total, fue una fuente inagotable de la verdadera paz, es manifestación plena de ese amor, él nos amó hasta el extremo, poniendo el fundamento de la amistad de Dios con los hombres. (Juan 13, 1-2) -(Juan 3, 16).

Cuando el corazón ama a Dios y al prójimo, cuando esa es su intención verdadera y no palabras vacías, entonces ese corazón es puro y puede ver a Dios. Jesús promete que los de corazón puro verán a Dios. Mantener el corazón limpio de todo lo que mancha el amor, esto es santidad. (Mateo 22, 36-40).

Esta bienaventuranza (felices), se refiere a quienes tienen un corazón sencillo, puro sin suciedad, porque un corazón que sabe amar no deja entrar en su vida algo que atente contra ese amor, algo que lo debilite o lo ponga en riesgo. En la escritura, el corazón son nuestras intenciones verdaderas, lo que realmente buscamos y deseamos, más allá de lo que aparentamos.

El hombre mira las apariencias, pero el Señor mira el corazón. Él busca hablarnos en el corazón. Y allí le hablaré a su corazón. En definitiva, quiere darnos un corazón nuevo. (1 Samuel 16, 7) -(Oseas 2, 16) -(Jeremías 31, 33).

Lo que más hay que cuidar es el corazón. (Proverbios 4, 23. Nada manchado por la falsedad tiene un valor real para el Señor. Él huye de la falsedad, se aleja de los pensamientos vacíos. (Sabiduría 1, 4-5).

El Padre, que ve en lo secreto, reconoce lo que no es limpio, es decir, lo que no es sincero, si no que sólo cáscara y apariencia, así como el Hijo sabe también lo que hay dentro de cada hombre. (Mateo 6, 6) -(Juan 2, 25).

También que lo que viene de dentro del corazón es lo que contamina al hombre porque de allí proceden los asesinatos, robo, los falsos testimonio, y demás cosas. En las intenciones del corazón se originan los deseos y las decisiones más profundas que realmente nos mueven. (Mateo 15, 18-20).

El pecado endurece el corazón y permite al espíritu maligno apartarnos del amor. Por eso Dios prometió: (Ezequiel 36, 26-27).

Y así, en Cristo encontramos el pleno cumplimiento de bondad y de felicidad. ¿En qué consiste la felicidad que sale de un corazón puro? La lista que hace Jesús de los males que vuelven al hombre impuro vemos que se trata sobre todo de algo que tiene que ver con el campo de nuestras relaciones. Cada uno tiene que aprender a descubrir lo que puede contaminar su corazón, formarse una conciencia recta y sensible, capaz de discernir lo que es voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto. (Romanos 12, 2).

Algún día sentirás la llamada del Señor al matrimonio, o formar una familia. Hay muchos que piensan que esta vocación está pasada de moda, pero no es verdad. Precisamente por eso, estás viviendo un periodo especial de reflexión sobre la vocación y la misión de un día formar una familia.

Y al mismo tiempo que descubres la belleza de la vocación humana al amor, se puede revelar la tendencia en contra de ese amor, sobre todo cuando se intenta reducir solamente aspecto sexual como amor. Privando al amor, así de sus características esenciales de belleza, comunión, fidelidad y responsabilidad. Atrévanse a ir contra la corriente. Atrévanse a ser feliz.

 

Ma. Sosa (Ministerio Mujer Levántate).

 

No comments:

Post a Comment