¡Hola, hermana en Cristo!
Felices los de corazón limpio, porque verán a Dios. (Mateo
5, 8).
Hay un gran número de seres humanos que han sido criados en
hogares donde se predica que la felicidad no existe. Usted es uno de esos
casos.
La felicidad no es encontrar la pareja perfecta, es
encontrarse uno mismo con su propio corazón. Hay un concepto equivocado sobre
la felicidad. Jesús habla algo sorprendente, felices los de corazón limpio.
Entonces esto nos enseña que no tiene nada que ver con el
corazón de otros, es responsabilidad de nosotros cuidar nuestro corazón. El
mundo enseña que todo está basado en hacer felices a otros. Y podemos notar que
ese no es el sentir de Dios. Dios nos dice que la felicidad se encuentra en
tener un corazón limpio. Y por supuesto el enemigo que anda rondando como león
rugiente no le conviene que usted sepa esto. (1 Pedro 5,8).
Todas las personas de todos los tiempos y de cualquier edad
buscan la felicidad. Dios ha puesto en el corazón del hombre y de la mujer un
profundo anhelo de felicidad, de plenitud. Pero la felicidad no puede ser
basada en otros. La felicidad es algo personal y por supuesto que hermoso
cuando encuentras alguien con quien compartir esa felicidad sana. Y por
supuesto usted tiene estas inquietudes, porque ha visto dentro de su hogar que
nadie es feliz.
Que la verdad no es falta de felicidad, es que han dejado a
su corazón solo, vacío lleno de egoísmo. El corazón es como un caballo
desbocado que ni las riendas de su boca lo paran. ¿Por qué? las personas hablan
de lo que está lleno su corazón. ¿Qué frutos hay en tu corazón? (Mateo 6, 21)
-(Mateo 7, 15-18)-(Santiago 3, 1-10).
Durante la juventud, sumerge el gran deseo que piensas que
la felicidad hay que alcanzarla. ¿Qué hay en el corazón? El deseo profundo de
un amor verdadero, maravilloso, grande. ¡Cuánta energía hay en esta capacidad
de amar y de ser amado! No permitas que este valor tan precioso sea falseado,
destruido. Esto sucede cuando nuestras relaciones están cargadas por
el prójimo para sus propios fines egoístas, en ocasiones
como mero objeto de placer, el corazón queda herido y triste tras esas
experiencias negativas. Y por supuesto la persona habla de lo que está lleno el
corazón. (Mateo 12, 34).
Llega un momento cuando esto sucede dentro de los hogares,
que los hijos se sienten hartos porque los padres instrumentalizan sus
sentimientos para salirse con la suya. Y veo que eso le está sucediendo a
usted.
Se lo ruego, no tenga miedo al amor verdadero, aquel que nos
enseña Jesús y que San Pablo describe así el amor es paciente, afable, no tiene
envidia, no presume, no es mal educado ni egoísta, no se irrita, no lleva
cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. El
amor no pasa nunca. (1 Corintios 13).
El corazón santísimo y misericordioso de Jesús, atravesado
por una lanza en la cruz, fue una entrega total, fue una fuente inagotable de
la verdadera paz, es manifestación plena de ese amor, él nos amó hasta el
extremo, poniendo el fundamento de la amistad de Dios con los hombres. (Juan
13, 1-2) -(Juan 3, 16).
Cuando el corazón ama a Dios y al prójimo, cuando esa es su
intención verdadera y no palabras vacías, entonces ese corazón es puro y puede
ver a Dios. Jesús promete que los de corazón puro verán a Dios. Mantener el
corazón limpio de todo lo que mancha el amor, esto es santidad. (Mateo 22,
36-40).
Esta bienaventuranza (felices), se refiere a quienes tienen
un corazón sencillo, puro sin suciedad, porque un corazón que sabe amar no deja
entrar en su vida algo que atente contra ese amor, algo que lo debilite o lo
ponga en riesgo. En la escritura, el corazón son nuestras intenciones
verdaderas, lo que realmente buscamos y deseamos, más allá de lo que
aparentamos.
El hombre mira las apariencias, pero el Señor mira el
corazón. Él busca hablarnos en el corazón. Y allí le hablaré a su corazón. En
definitiva, quiere darnos un corazón nuevo. (1 Samuel 16, 7) -(Oseas 2, 16) -(Jeremías
31, 33).
Lo que más hay que cuidar es el corazón. (Proverbios 4, 23.
Nada manchado por la falsedad tiene un valor real para el Señor. Él huye de la
falsedad, se aleja de los pensamientos vacíos. (Sabiduría 1, 4-5).
El Padre, que ve en lo secreto, reconoce lo que no es
limpio, es decir, lo que no es sincero, si no que sólo cáscara y apariencia,
así como el Hijo sabe también lo que hay dentro de cada hombre. (Mateo 6, 6) -(Juan
2, 25).
También que lo que viene de dentro del corazón es lo que
contamina al hombre porque de allí proceden los asesinatos, robo, los falsos
testimonio, y demás cosas. En las intenciones del corazón se originan los
deseos y las decisiones más profundas que realmente nos mueven. (Mateo 15,
18-20).
El pecado endurece el corazón y permite al espíritu maligno
apartarnos del amor. Por eso Dios prometió: (Ezequiel 36, 26-27).
Y así, en Cristo encontramos el pleno cumplimiento de bondad
y de felicidad. ¿En qué consiste la felicidad que sale de un corazón puro? La
lista que hace Jesús de los males que vuelven al hombre impuro vemos que se
trata sobre todo de algo que tiene que ver con el campo de nuestras relaciones.
Cada uno tiene que aprender a descubrir lo que puede contaminar su corazón,
formarse una conciencia recta y sensible, capaz de discernir lo que es voluntad
de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto. (Romanos 12, 2).
Algún día sentirás la llamada del Señor al matrimonio, o
formar una familia. Hay muchos que piensan que esta vocación está pasada de
moda, pero no es verdad. Precisamente por eso, estás viviendo un periodo
especial de reflexión sobre la vocación y la misión de un día formar una
familia.
Y al mismo tiempo que descubres la belleza de la vocación
humana al amor, se puede revelar la tendencia en contra de ese amor, sobre todo
cuando se intenta reducir solamente aspecto sexual como amor. Privando al amor,
así de sus características esenciales de belleza, comunión, fidelidad y
responsabilidad. Atrévanse a ir contra la corriente. Atrévanse a ser feliz.
Ma. Sosa (Ministerio Mujer Levántate).
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