Saturday, September 26, 2020

Oportunidad

 ¡Hola, hermana en Cristo!

Y la paz de Dios, que es mayor de lo que se puede imaginar, les guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4, 7).

Usted me comparte: Yo también merezco una segunda oportunidad.

Por supuesto que usted merece una segunda oportunidad. Jesús carga en su manto, esa segunda oportunidad para sanar de toda dolencia a todas las mujeres del mundo. (Mateo 9, 20-21).

No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y que cada uno considere a los demás como mejores que él mismo. Ninguno busque únicamente su propio bien, sino también el bien de los otros. (Filipenses 2, 3-4).

Hay espíritu de venganza de acusación que están atacando su mente. Aunque esa otra mujer le gritó que se está vengando, hay quienes creen que se están vengando, pero en realidad se están haciendo daño, asimismo, a sus hijos y a su familia. El infierno existe y satanás lo sirve en bandeja de azufre.  

Debes de entrar en obediencia y no seguir cargando esa carga tan pesada, que es perseguir a los enemigos. Eso te está gastando y destruyendo tu personalidad y cambiando tu carácter. Veo que estás perdiendo el camino.Tus palabras están llenas de venganza.

¿Entonces qué diferencia encuentra su esposo entre esa mujer y usted? Es una pregunta que usted tiene que hacerse.

Usted tiene que tomar una decisión muy seria bajo el orden de Dios y ordenar su vida. Quedarse sola por un tiempo y haga de Jesús su esposo, mientras el Señor trabaja en tu situación. Pero en mi opinión, serás más feliz si te queda como estás sola, por estos momentos. Que el Señor te confirme lo que debes hacer y entré en obediencia, no olvides que no estas ni divorciada.

Usted se está dejando deslumbrar por las palabras bonitas de los hombres, que después no cumplen. A su esposo en este momento no le interesa que usted tenga mil pretendientes, y que las ofertas de ellos son mejores. Este hombre está ciego y solo. El enemigo la está llevando a una pérdida segura. Hay que esperar en el Señor, confiar en el hombre lo que trae es maldición.

¡Maldito el hombre que confía en otro hombre, que busca su apoyo en un mortal, y que aparta su corazón de Yahvé! (Jeremías 17, 5).

La desobediencia trae consecuencias. Soledad, tristeza, culpabilidad, amargura, ruina, incredulidad y sobre todo irritabilidad contra Dios. La desobediencia es una de las causas principales por las cuales nuestras oraciones no son contestadas.

Un nuevo amigo, te va a cerrar las puertas de la bendición, será una piedra de tropiezo para la restauración de tu hogar. En el camino del Señor, o confiamos y obedecemos qué es la condición perfecta para la bendición, o desobedecemos y perdemos la bendición.

Y la razón por la que le explico esto es porque es mi deber aclarar su mente y que usted vea a través de la luz de la Palabra que el enemigo la está llevando a un fracaso seguro, como está llevando a su esposo. (Lucas 11, 24-26).

 

Ahora si ya usted tomó la decisión de no restaurar su matrimonio, Dios no la obligara hacer algo que usted no desea, no le nace, como me dice. Respeto su decisión, pero usted necesita sanar primero a su propia persona. (Mateo 9, 16-18).

Nadie corta un trozo de vestido nuevo para arreglar un vestido viejo. De hacerlo así, echaría a perder el vestido nuevo. (Lucas 5, 36-39).

Una nueva vida requiere un nuevo espíritu, un cambio de mentalidad, ¿y que surge? el nuevo mandato del amor. Ese vino nuevo, es el hombre nuevo que se forma en Cristo, se debe echar en odres nuevos, esto es un cambio profundo y un nuevo sistema de vida. (Romanos 6, 4) -(2 Corintios 5, 17).

Sean ustedes perfectos, como su Padre que está en el cielo es perfecto. (Mateo 5, 48).

 Lo que Jesús nos enseña es que no puedes ligar lo viejo y lo nuevo. No podemos buscar una relación nueva para comprobar que también puedo, soy capaz y alguien mejor que tú. Eso no funciona porque ya está premeditado.

Si, usted mata una persona por accidente saldrá libre, pero si usted premedita su muerte irá a la cárcel. Tal vez te suena trágico lo que le escribo, pero en el mundo espiritual trabaja igual. ¿Usted sabe que no está sana, y que no ha perdonado a su esposo que está lleno de estrés piensa que lo que le conviene es buscar otra persona? Cuidado, el enemigo la está llevando es un fracaso más grande y ahora le hará daño a otra persona.

Eso no es tener el amor de Dios en el corazón. Tiene una persona que sanar. Créamelo, Dios no traerá un hombre nuevo, en un templo que está infestado.

Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y toda tu mente. amaras a tu prójimo como a ti mismo. (Mateo 22, 37-40).

Esta Escritura nos parece no tener sentido. No se le puede mandar a alguien que ame. ¡El amor es una emoción fuerte! o se siente amar o no se siente.

Lo que se necesita para entender este mandamiento es una revelación del amor de Dios. Cuando entendemos el amor de Dios por nosotros, entendemos que el amor que Jesús nos ordena que tengamos es más que una emoción, y que una pasión, es más que un sentimiento.

Es una gracia divina que viene a través del Espíritu Santo, y se derrama en nuestro corazón y cambia nuestra mente, la manera de pensar y limpia nuestra alma. Cambia todo tu lamento en alegría, gozo y tu boca en una alabanza. (Salmo 30) -(Romanos 5, 5).

Oración: Señor, dame la gracia de amar, aquí y ahora dentro de esta situación. Enséñame, Espíritu Santo amar como Dios ama y no juzgar con pensamientos contrarios a los tuyos, que mi corazón no guarde amargura, que mi alma se regocije en cumplir tu mandamiento del amor. Amar al prójimo como a mí misma.

 

Ma. Sosa (Ministerio Mujer Levántate).

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