El intelectualismo excesivo impide ser como niños frente
a Dios. ¿Por qué?
se quiere probar todo con la lógica y la razón humana. Hay
un sistema programado de sobresalir de competencia. Y la realidad es que no es
malo siempre y cuando se sepa manejar, pero la mayoría de los casos los seres
humanos no saben manejar este tipo de programación y pierden lo que se le
podría llamar el rumbo a la vida y terminan amargados, frustrados, infelices,
antisociales. Y lo más curioso es que a pesar de su carga están en busca de
algo. Y es por eso que caen en doctrinas falsas y enseñanzas vacías. En todas
las épocas podemos ver al hombre en busca de un dios superior de algo
escondido, de un misterio. Y la verdad es, que es el hombre el que se esconde
de Dios, No Dios del hombre.
Para entender lo que es sanación interior es necesario un
encuentro personal con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¿POR QUÉ?
Todos llevamos en nuestro interior un niño(a) herido. Unas
personas en grados más grandes que otros. Pero la realidad es que hay un niño
interior que necesita sanación. Hay más recuerdo en nuestro interior de nuestra
niñez que la juventud. Hay que enfrentar al niño interior, hay que reconocer y
es de vital importancia para la mejora emocional y para mantener una sana autoestima.
Casi todos en la infancia hemos tenido heridas emocionales y, si no la
solucionamos en su momento el niño interior puede estar dañado. Hay un niño
malcriado dentro de nuestro interior que necesita ser corregido delante de Dios
y eso nos lleva a una sanación interior, que nos lleva hacer personas más
felices y agradables delante de Dios. Y por supuesto cuando somos agradables
delante de Dios, somos agradables frente al mundo que nos rodea.
Nuestro niño(a) interior representa la parte de nosotros
mismos que guarda intacta y, desde el punto de vista de un niño(a), las
experiencias buenas y malas que vivimos. Estas experiencias dominan nuestros
días desde lo más profundo del inconsciente esto ocurre naturalmente y de
manera invisible. El niño interior se ha programado a través de las heridas que
ha recibido, algunas heridas que nos obligaron a construir nuestra propia
coraza de protección, y fórmulas con respuesta, que aprendimos a utilizar,
hechas con algunas herramientas emocionales automáticas, que fueron útiles en
esos momentos. Y los guarda como tesoros increíbles, ya que recuerda y nos
muestra la potencialidad de aquellos que vimos hacer, el mundo que soñamos de
pequeños, aquellas cosas que podemos experimentar cuando somos capaces de
conectarnos con diferentes circunstancias que vivimos. Se hace un libro con
páginas gigantes escritas con un solo autor, el niño herido interior.
La Renovación Carismática Católica, se ha extendido y
rescata tantas almas, porque uno de los puntos principales es ayudar a las
personas entrar en una renovación interior. Que es sanación interior. (Romanos
12, 2).
La mejor preparación es lograr la conversión.
Desear profundamente el cambio de vida, que es lo que han
tratado las comunidades de que se lleve a cabo en la vida las personas que
llegan. Al desear las personas el abandono de las cosas mundanas que
nos alejan de Dios. Y se comienza a apartar de los malos
hábitos, dejar de practicar el pecado empieza a surgir esa sanación interior
La sanación interior es el resultado, en una persona, de un
proceso de renovación de su mente y corazón, que le trae paz interior, lo
libera del efecto negativo de los recuerdos dolorosos y le permite restaurar su
vida presente de acuerdo con la voluntad y los planes de Dios para su
vida.
El corazón herido que se encuentra con el corazón de Jesús,
sana a nuestro corazón enfermo dentro de la llaga del corazón sanador de Jesús,
lo va sanando, lo va lavando con su sangre y nos va hablando de corazón a
corazón. Y empezamos a entender que los planes de Dios son mejores que los
nuestros. (Jeremías 29, 11).
Jesús sanaba toda enfermedad y toda dolencia. Endemoniados,
epilépticos, paralíticos, ciegos, leprosos lo mismo las enfermedades del alma
que la del cuerpo.
La compasión de Jesús hacia los enfermos y sus numerosas
sanaciones de dolientes de toda clase. (Mateos 4, 24). Son signos maravillosos
de que Dios ha visitado a su pueblo. (Lucas 7, 16). El vino para sanar al
hombre entero alma y cuerpo y ser médico. Los enfermos trataban de tocarlo y
quedaban completamente sanos. (Marcos 1, 40-42) -(3, 10-11) -(Marcos 6, 54-56)
-(Marcos 16, 17-18)- (Mateo 15, 36).
La evidencia más maravillosa que Jesús les dio a los
discípulos de Juan Bautista fueron las sanciones. (Lucas 7, 18-22).
Muchas veces nos parece que estamos encerrados en los
problemas de la vida como en una cárcel. (Salmo 110).
Sanación interior. Dios creó al ser humano para una
íntima relación con él, capaz de relacionarse adecuadamente con los demás
hombres y en perfecta armonía consigo mismo. En estas áreas estamos llamados a
vivir en plenitud. Dios nos quiere completamente sanos. Para muchos es
fundamental el buen estado en la salud física, las personas invierten tiempo y
dinero en su físico. Pero apartan su mirada de su interior, la salud de la
mente, de los recuerdos, de las relaciones con los demás que han sido dañadas.
La sanación interior es el resultado, en una persona, de un
proceso de renovación de su mente y corazón, que le trae paz interior, lo
libera del efecto negativo de los recuerdos dolorosos y le permite restaurar su
vida presente de acuerdo con la voluntad y los planes de Dios para su vida.
El Espíritu Santo nos va transformando en Jesús, pero
necesita nuestra respuesta valiente determinada. La sanación interior es
resultado, en una persona, de un proceso de renovación de su mente y corazón,
que le trae paz interior, lo libera del efecto negativo de los recuerdos
dolorosos Y le permite restaurar su vida presente de acuerdo con la voluntad y
los planes de Dios.
¿Quién puede hacer sanación interior?
El carisma de sanación lo tiene todo laico comprometido que
esté en gracia, santidad y haya pasado por un proceso de sanación interior con
una madurez espiritual. Porque necesita discernimiento para que en cualquier
momento el Señor pueda actuar en él; el carisma se presenta esporádica o
espontáneamente según la necesidad que haya en ese momento. Las mayores
sanaciones interior que se miran dentro de las comunidades son después de una
alabanza y una predicación o un Seminario de Vida en el Espíritu.
Toda enseñanza de sanación interior de la Renovación
Carismática es completamente sacada del Evangelio. Son Sanación y liberación de
opresión. (No exorcismo, la Iglesia tiene un orden y su propio equipo para
liberar a las personas que tienen posesión demoníaca).
Dios, principio y fuente del amor y del perdón. El perdón
visto desde la fe perdona lo que tengas que perdonar, bienaventurados los que
saben perdonar, María, madre y maestra del perdón. Para pensar y actuar de
acuerdo con Dios tiene que existir un perdón genuino en nuestro interior.
NO ES OLVIDAR, SINO SANAR. Siempre nos dicen; olvídate de
eso, eso te hace sufrir, eso que te duele, eso que te molesta, eso que al
recortar duele más. No es olvidar sino sanar. Algo hermoso es entender que no
es olvidar, sino sanar por medio de las llagas de Jesús. (1 Pedro 2, 20-25) -(Romanos
6, 3-14).
El Espíritu Santo es la medicina que todos necesitamos para
llevar a cabo nuestra misión reproducir la imagen de Cristo en nuestra vida. El
Espíritu Santo nos va transformando en Jesús, pero necesita de nuestra
respuesta, valentía, determinación y disciplina.
Cuando recibes sanación interior, tu corazón se siente como les
pasó a los discípulos de Emaús, puedes ver claramente que Jesús es el que sana,
libera y restaura. (Lucas 24, 32).
La espiritualidad, clave para sanar el corazón. La oración,
medicina para el alma. Orar por quien nos ha hecho daño es sanación
sobrenatural para nosotros y para la otra persona, porque la falta de perdón,
Dios la mira cómo una deuda. Para perdonar la violencia, el abuso requiere paz
interior. (Mateo 18, 35) -(Salmo 51).
La experiencia del perdón es la puerta de acceso al
conocimiento de Dios. (Romanos 5, 5-11). Cada vez que en la Iglesia recibimos
el sacramento del perdón, lo que encontramos es a Jesucristo mismo, al Salvador
al que intercede y el Padre perdona. Por eso es tan importante confesar el
dolor que otros nos han causado. Cada una de nuestras confesiones es una
celebración de gozo de Dios misericordioso, y fuente de una renovación
interior.
Un corazón sano, sin heridas profundas y sangrantes, sin
cicatrices dolorosas, es el principio fundamental de la paz interior de una
persona, y de su equilibrio emocional, que regula y orienta sus relaciones
consigo misma y también con los demás y con Dios. Es una persona que se ha
reconciliado con Dios.
Ma. Sosa (Ministerio mujer levántate)
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