Wednesday, September 30, 2020

Nuestro milagro tiene jurisprudencia en la palabra de Dios.

El trono se fundará en la lealtad, y un descendiente de David reinará sobre él con fidelidad: será un juez celoso del derecho y ansioso de hacer justicia. (Isaías 16,5)

Las Santas Escrituras es un conjunto de libros canónicos que en el judaísmo y el cristianismo se consideran producto de inspiración divina y un reflejo o registro de la relación entre Dios y la humanidad. Por consiguiente, nos ayuda a conocer a Dios, la relación de Dios con nuestros antepasados, nuestra historia y todo aquello relacionado con la relación Padre, hijo y Espíritu Santo.

Muchas de las leyes de nuestros países están basadas en los escritos, por ejemplo, los 10 mandamientos. Un ejemplo de ellos con los delitos tales como matar, robar, etc.

En 1 Corintios 4, nos habla que solo Dios Padre es Juez. Jesús fue enviado para interceder y ser salvos. Nuestra naturaleza pecaminosa, nos impide ser Santos, solo a través de Jesús y su GRACIA podemos alcanzar el perdón de los pecados y entrar al cielo. Por tanto, hermanos, sepan que por medio de Jesús se les anuncia a ustedes el perdón de los pecados.  Ustedes no pudieron ser justificados de esos pecados por la ley de Moisés, pero todo el que cree es justificado por medio de Jesús. (Hechos 13, 38-39)

Ahora bien, Jesús a pesar de ser un Santo Juez, no vino a juzgarnos, si no a liberarnos, sanarnos e instruirnos.

 Entonces él se incorporó y le preguntó:

—Mujer, ¿dónde están? ¿Ya nadie te condena?

 —Nadie, Señor.

—Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar. (Juan 8)

Sin embargo, podemos decir que, en la palabra de Dios, conocemos la ley, sus decretos, y su jurisprudencia. ¿Qué es la jurisprudencia?

La jurisprudencia es el conjunto de sentencias y demás resoluciones judiciales emitidas en un mismo sentido por los órganos judiciales de un ordenamiento jurídico determinado. Tiene un valor fundamental como fuente de conocimiento del derecho positivo, con el cual se procura evitar que una misma situación jurídica sea interpretada en forma distinta por los tribunales; esto es lo que se conoce como el principio unificador o unificado.

No creo en pedir o solicitar Justicia a Dios, si Jesús vino para darnos libertad, perdón a través de su Gracia etc., en la mano de Dios Padre quedará Juzgar y sentenciar alguna situación en mi vida. Apelo por solicitar en humildad la solución, en orar basada en sus promesas, y su palabra. (resolución de situaciones descritas en la biblia). Si lo miramos de esta manera entonces podremos hablar de jurisprudencia, Dios miró una situación y sentenció. Para la abogacía, esto es un precepto para un juez sentenciar un caso. Es por eso por lo que es importante conocer la palabra de Dios, sus promesas y sobre todo las maravillas de sus milagros.

Creo en el poder de orar y meditar en la palabra de dios, las escrituras dicen que la palabra es VIDA, que lo que hablemos bendecirá o maldecirá. Para lograr orar y meditar, es muy importante que leamos la biblia. Siempre, aunque hayamos leído algún pasaje, siempre encontraremos alguna revelación que nos ayudará o instruirá en nuestro caminar. Por ejemplo: me gusta mucho orar con el siguiente pasaje bíblico:

Jesús y la pesca milagrosa (Juan 21, 1-14)

Después de esto Jesús se apareció de nuevo a sus discípulos, junto al lago de Tiberíades. Sucedió de esta manera:  Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (al que apodaban el Gemelo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos discípulos.

—Me voy a pescar —dijo Simón Pedro.

—Nos vamos contigo —contestaron ellos.

Salieron, pues, de allí y se embarcaron, pero esa noche no pescaron nada.

 Al despuntar el alba Jesús se hizo presente en la orilla, pero los discípulos no se dieron cuenta de que era él.

—Muchachos, ¿no tienen algo de comer? —les preguntó Jesús.

—No —respondieron ellos.

—Tiren la red a la derecha de la barca, y pescarán algo.

Así lo hicieron, y era tal la cantidad de pescados que ya no podían sacar la red.

—¡Es el Señor! —dijo a Pedro el discípulo a quien Jesús amaba.

Tan pronto como Simón Pedro le oyó decir: «Es el Señor», se puso la ropa, pues estaba semidesnudo, y se tiró al agua. Los otros discípulos lo siguieron en la barca, arrastrando la red llena de pescados, pues estaban a escasos cien metros de la orilla. Al desembarcar, vieron unas brasas con un pescado encima, y un pan.

—Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar —les dijo Jesús.

 Simón Pedro subió a bordo y arrastró hasta la orilla la red, la cual estaba llena de pescados de buen tamaño. Eran ciento cincuenta y tres, pero a pesar de ser tantos la red no se rompió.

 —Vengan a desayunar —les dijo Jesús.

Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Quién eres tú?, porque sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio a ellos, e hizo lo mismo con el pescado.  Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de haber resucitado.

Pedro estaba en una profunda tristeza, Jesús había sido crucificado. Anteriormente Pedro era pescador, pero cuando Jesús lo llamó a seguirlo, dejo este oficio para convertirse en su discípulo. Muchas veces ante las abrumadoras situaciones, nos sentimos abandonados, debido a nuestras caídas también podemos sentir que negamos a Jesús. El enemigo sabe de esta situación, incluso tal cual lo hizo Pedro, regresamos a nuestra antigua naturaleza. Todo el panorama pareciera un gran retroceso. Si meditamos bien, estoy casi segura de que muchos nos hemos sentido de esta manera ante las diferentes pruebas.

Pero recuerdo esta escritura de Juan 21, y oro: Padre vengo a ti con una gran tristeza, siento que mi situación no tiene salida, entonces medito en la palabra escrita en Juan 21 cuando Pedro volvió a pescar con el ánimo caído debido a tu muerte. Pero tu en tu inmenso amor te apareciste, y le dijiste donde pescar, además de eso preparaste un desayuno para tus discípulos, así es que yo creo que Tú has resucitado, que me instruyes (Tal problema o situación) y entonces mis redes (situación) se llenaran, se multiplicará la bendición y estaremos más unidos que nunca compartir mi testimonio de resurrección junto a ti mi buen Jesús.Mi testimonio será la luz en las tinieblas de muchos para que se conviertan a ti, Gracias Señor Amén  

No olvidemos para cada situación la solución está solo a una oración de distancia. Nuestro Padre no deja de escucharnos, nuestras oraciones no desaparecen. Lo que si puede suceder es que pasemos por un proceso y en el tiempo perfecto de Dios serán respondidas.

¡Ten fe hermano!

Saludos y oraciones

 

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