Y el joven se fue tras ella como va el buey al
matadero; cayó en la trampa como un venado.( Proverbios 7, 22)
Hace días he
querido escribir sobre este tema, aunque reconozco que es un tema extenso, muchos de
los que permanecemos en la brecha por la Restauración de nuestros matrimonios,
pensamos y meditamos, sobre lo que el enemigo nos deja ver del otro lado de la montaña.
Es evidente que como el Padre de Toda Mentira, quedaran solo en eso, en
mentiras. La razón principal: Desgastarnos y hacernos creer que Dios no quiere,
ni tiene, ni puede cambiar la situación, es tan simple como esto.
He
recapitulado una series de observaciones de algunos hombres y mujeres que han
estado en el pecado de Adulterio y para la Gloria de Dios, han regresado, han
sido redimidos y vuelto a su hogar.
Mi amante es mejor que mi esposa(o):
1.- El enemigo me hacia pensar que con mi
amante podría experimentar toda clase de
fantasía sexual, que obviamente con la esposa/esposo no se puede experimentar: Esto es una
gran mentira, pues toda relación intima fuera del matrimonio u orden de Dios es
desagradable a Dios, entonces la unión es puramente carnal, y como alimenta a
la carne, es un placer momentáneo, el cual lleva a mas y mas fantasías, las
cuales llegan hasta el maltrato del cuerpo e incluso a danos severos en la reputación
de la persona.
2.- Mi amante me hacia
creer que adulando mi ego , estar dispuesto(a) a escucharme, a complacerme
etc.. Podría yo llegar a la felicidad plena dentro de una relación: Esto
es una gran mentira, pues el poco tiempo que se tiene conociendo a una amante
es imposible que se llegue a conocer como para admirar los meritos o
simplemente ayudarme a ver mis errores, todo es complacencia, aceptación, porque el miedo de un fracaso u abandono es
palpable cada día en este tipo de relaciones. La complacencia es en lo correcto
y en lo incorrecto también, lo cual al cabo de un tiempo trajo problemas en
varias aéreas de mi vida. Mi ego había sido tan adulado que yo llegue a sentir
que era un dios y perdí toda clase de humildad y buen trato a otros. Es obvio
que esto no es lo que nos pide Dios, cuando nos habla en su palabra de caminar
y ser imagen de Cristo Jesús.
3.- Mi amante si creía a en mis expectativas y en mis sueños.
Ella creía en mis sueños, en mis anhelos y en mi capacidad como profesional, de
padre y esposo.: Ahora sé que ella realmente nunca creyó en mis
sueños y mis anhelos, ni en mi capacidad como profesional, padre y esposo para
hacerme un futuro. Y es tan simple, pues si hubiera creído en ellos, los
hubiera respetado y nunca hubiera aceptado a entablar esta relación pecaminosa.
Pero el enemigo te hace tan ciego, que crees que este es el camino para lograr
llenar los vacios que solo Dios sabe y debe llenar.
4.- Era más flexible que mi esposa cuando en cuanto
a horarios se refiere, pues se adaptaba a mi agenda: De hecho no le
quedaba otra alternativa ya que no tenía ningún derecho sobre mí y ella tenía
que aceptar el papel de segunda dentro de mi vida. Esto no era precisamente por
ser una mujer sumisa y dócil. La verdad es que no tenía otro camino más que
aceptar las migajas que le daba con tal de mantener esta relación de pecado.
5.- Creí que me era fiel y que realmente me amaba, que
era la mujer con la que me debí haber casado desde el principio: Esta fue una de las mentiras que al
ser descubierta me dolió en lo más profundo de mí ser. ¿Usted se preguntara por
qué? Pues porque esta mentira fue el cimiento de esa relación de pecado, la
mayor fuente de alimento a mi ego y a mi estúpido egoísmo. Esta mentira me
hacía creer que yo era tan especial que a ella no le importaba nada ni nadie
más que yo. Y en efecto a ella ¡no le importaba nadie! excepto saciar su
necesidad de intimidad, de amor, aceptación, validación y sentirse que era
importante para alguien. Y cuando yo no saciaba esas necesidades fácilmente,
ella buscaba satisfacerlas con cualquiera de sus amantes en turno, lo cual
ignoré pensando que era “el único”.
La sabiduría te
librará de la mujer que engaña a su esposo, y también te engaña a ti con sus
dulces mentiras; de esa mujer que se olvida de su promesa ante Dios. Proverbios
2, 16-17
No hay nada afuera en la calle que no sea un engaño
momentáneo y que su fin sea alejarnos de la presencia de Dios y de sus planes
para nuestra vida y para nuestra familia. Sigamos en pies orando y levantándonos
Junto a Jesús y María sobre cualquier plan de Satanás, porque Dios aborrece el
divorcio y el engaño.
M.S (Ministerio Mujer
Tu Fe Te Ha Sanado)
Con Amor
No comments:
Post a Comment