Buenos días, hermana en Cristo.
El Señor dice: Mis ojos están puestos en ti. (Salmo 32,
8)...
Porque sus fracasos amorosos y el abandono de su padre
natural, el celo de su madre, han apagado esa llama de AMOR. Cuando conoces a
Dios Padre, como ese Padre que nos quiere amar con ternura, que nos busca como
el novio enamorado busca la novia, entonces nos damos de cuenta que existe ese
amor maravilloso, no entendible, que hemos buscado en seres humanos, que han
estado lejos también de ese Amor maravilloso que es Dios Padre tierno y bueno.
Dios nos recoge y nos abraza con un Amor que el mundo desconoce. Y para
entenderlo hay que leer:(Cantar de los Cantares) -(Oseas) -(Ezequiel 16). Es
imposible dar, de lo que no tiene.
La mujer que ha luchado y peleado en la vida como usted,
lleva heridas en su corazón, ya sea por el fracaso en el amor, una niñez
infeliz, por el divorcio de sus padres, situaciones financieras en su familia.
Aunque en la mayoría de las familias enseñan que se deben ocultar las heridas
para aparentar ser fuerte y no vulnerables, ni débiles ante los demás, no
debemos olvidar que las heridas son muchas veces como una factoría familiar,
llenas de crisis, y que nos aferramos a ellas por desconocer el amor de Dios,
como Padre amoroso.
Nunca te avergüences de tus heridas, porque son lo que te
hace diferente y valiosa delante de Dios, él es tu creador. Cuenta tus
batallas, aun cuando pienses que no eres digna de su Presencia. Ninguna hija de
Dios va a quedar avergonzada. Lo que usted ha vivido es contrario al amor de
Dios.
Una hija es tesoro inseguro para su padre, le quita el
sueño por la preocupación. (Eclesiástico 42, 9). Dios le dice al padre la hija
es un tesoro.
¿Pero qué sucedió?
Él padre natural es encargado de cuidar a la hija, su
dignidad o valor como mujer. Hay un peligro que puede echar por tierra la
reputación y la fama de su padre, este es el mal comportamiento de una hija. Él
padre tiene una responsabilidad específica delante de Dios con las hijas.
¿Pero, qué ha sucedido? en su caso, usted sufrió el abandono total de su padre,
por un divorcio y una madre, que igual a usted no tuvo un padre que cuidara su
dignidad. ¿Por qué? El no conoció, El Reino de los Cielos, es como el tesoro
escondido, se va lo vende todo y compra ese campo. (Mateo 13, 44). Su padre más
bien abandonó el campo. Usted no conoció el amor de un padre. Entonces comenzó
desde su niñez a conocer la dureza de corazón de sus padres, que debieron ser
imitación del Amor de Dios. El diablo cambió su destino y el plan perfecto de
Dios quedó frustrado, también hizo lo mismo con sus padres, por un tiempo.
Lo que usted no ha entendido es que la mujer no debe buscar
un esposo, es Dios quien otorga ese favor. El que encontró una esposa encontró
la felicidad; Yahvé es quién le otorgó ese favor. (Proverbios 18, 22). Dios
como Abba Padre buscará su Booz.(significado del nombre Booz en hebreo: La
fuerza está en él).
Un Ejemplo: María Magdalena. Jesús sacó de María Magdalena,
siete demonios (Lucas 8, 2). Esta mujer su alma, corazón, estaba infestada,
pero, Jesús la libera. Ella encontró su liberación, la sanación de su alma.
Ella tuvo un gran privilegio fue la primera que vio a Jesús resucitado. (Marcos
16, 9). Ella como mujer encontró el gran
tesoro, a Jesús. Descubrió su gran amor. Al ella ser liberada ella encontró el
verdadero amor. Es visible el enamoramiento de María Magdalena a su Padre Dios
a su Abba Padre. Tú has tenido también ese gran privilegio de tener ese encuentro
con Jesús y te ha liberado.
Definición de
Enamoramiento: Aparición del sentimiento del amor en una persona: enamoramiento
a primera vista. Acción de enamorar o enamorarse.
El enamoramiento es un estado emocional producto de la
alegría, en el cual una persona se siente poderosamente atraída por otra, que
le da la satisfacción de alguien con quien pueda comprender y compartir tantas
cosas que trae consigo la vida. Jamás cierres tu corazón al amor, porque eso es
endurecer el corazón contra Dios Padre y no darte una oportunidad de encontrar
el amor de Dios.
Jeremías dijo: por eso decidí no recordar más a Yahvé, ni
hablar más en su nombre, pero sentía en mi algo así como un fuego ardiente
aprisionado en mis huesos, y aunque yo trataba de apagarlo no podía. (Jeremías
20, 9).
UN CORAZÓN NUEVO. (Ezequiel 35, 26-27) ...
Les daré un corazón nuevo y pondré dentro de ustedes un
espíritu nuevo. Quitaré de su carne ese corazón de piedra y les daré un corazón
de carne. Pondré dentro de ustedes mi Espíritu y haré que caminen según mis
mandamientos, que observen mis leyes y que las pongan en práctica.
Jesús dijo en la casa de mi Padre hay muchas moradas. (Juan
14, 1-7).
Sea Dios Padre morada para ti y sé tú morada para Él;
permanece en Dios Padre y que Dios permanezca en ti. Dios permanece en ti para
contenerte; tú permaneces en Dios para no caer.
¿Cómo le íbamos amar si no nos hubiera el amado el antes? Al
amarle nos hemos hecho amigos de Él. Aunque él nos amó cuando éramos sus
enemigos. Para hacernos sus amigos nos amó ante y nos otorgó amarle a él. Aún
no le amábamos; amándole nos volvemos bellas. Nuestra interior alma, corazón
endurecido, nos ha hecho fea interior por la maldad, se vuelve bello nuestro
interior, amando a Dios. Y su luz se refleja en nuestro rostro físico. ¿Qué
clase de amor es ese que devuelve la hermosura del alma? Dios que es hermoso y
que nunca deforma su creación, nos regresa a su plan original, Él nos amó
primero. Nos reviste de su Amor. (1 Juan 4, 14-21) -(Salmo 138).
Definición de la palabra aramea para ‘padre’ que el propio
Jesús utilizaba: '‘Abba” Esta diminuta palabra, Abba, es una expresión poderosa
de la intimidad y la cercanía que estamos invitados a sentir en nuestras
relaciones con el majestuoso y todopoderoso Dios. Abba, que se traduce como
“papá,” reafirma la ternura de Dios y su deseo de ser accesible a nosotros de
la forma más personal. (Romanos 8, 14-17) -(Gálatas 4, 1-11).
Oración: Venga, Señor, tu amor sobre nosotros, como en ti
pusimos nuestra confianza. Señor, despierta en lo más profundo de mi ser el
deseo de buscarte siempre. Que todas mis búsquedas, Señor, sean impulsadas por
el amor a ti. Señor, que todo mi corazón se inflame con amor por ti, haz que
nada en mí me pertenezca y que no piense en mí, que yo quedé totalmente
consumido en ti, que te ame con todo mi ser incendiado por ti. (Salmo 33, 22)
-(Salmo 130).
María Sosa (Ministerio Mujer Levántate).
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