Quiero compartirles algo, que creo Dios, me inquieta a
escribirlo. El 10 de febrero de este año, 2020, a las 3:30 am aproximadamente, escribí
algo que creo vino de Dios a mi corazón. Muchas veces, aunque confieso que no
todo el tiempo, escribo lo que llega a mi corazón en momentos de oración. Este día
en cuestión, no estaba en oración por iniciativa propia, para que negarlo,
efectivamente me levante angustiada a esa hora de la madrugada, y lo que
normalmente hago es sentarme a orar o a escuchar.
Voy a copiar textualmente lo que escribí ese día: La vida
se les cae a pedazos, quieren como atajar cada pedazo que se esta cayendo, aun
sin saber que no pueden sostenerlo, tienen manos débiles, manos que no han sido
adiestradas para sostener lo que venga de Dios, que es su voluntad y es por el
bien de sus vidas. Cuando el estruendo viene, solo dejen que todo se caiga, acaso:
¿No puedo yo construir el templo en 3 días?, tengo el poder y el amor para
hacerlo, ¡mira la cruz…No tengas miedo! Lo tienes porque no confías en que yo
soy el arquitecto del mundo. Lo que anteriormente construiste sin mi y se derrumbó,
no volverá ha hacer de esa misma manera, si dejas todo caer y me dejas hacerlo
de nuevo. Te busco y te busco, pero tus miedos me expulsan de tu corazón, por
eso NO dejo de buscarte, conozco ese miedo, pero me sometí al Padre y fue
hecho.
Bueno, hay tantas cosas que meditar sobre esto, que necesitaríamos
varios escritos. Nótese por la fecha, que todo esto de la pandemia, cuarentena
y crisis, no comenzaba. Ciertamente en lo personal tengo yo mis luchas, mis
pasos con Dios, mis aciertos y desaciertos. Pero ahora que estamos en plena
tormenta, he comenzado a comprender y a tratar de ver la palabra de Dios con
ojos nuevos, de tal manera que sea mi guía, sostén, consuelo, fuerza etc…en
estos momentos, en el que creo todos estamos viviendo.
De estas palabras lo que más me llama la atención es:
1.- Todo cambió: La vida se nos cae a pedazos, pero
aun así queremos tratar de mantener. Seríamos unos mentirosos, si no
confesamos, que un sacudir de la vida, trae muchos sentimientos encontrados. Es
como estar en casa, con cierta estabilidad, y de repente, comienza el temblor,
te tocan la puerta, y te dicen: Sal corre, Apúrate, no hay tiempo, corre por tu
vida. ¿En segundos, comienzas a pesar de que es esto? ¿Porque esto?, Donde voy?
¿Salvarla de qué? entonces pensamos en tomar o tratar de “Salvar” cosas que
creemos debemos conservar, esto en lo material y/o espiritual.
Esta llamada de atención de Dios me parece un grito: ¡Liberen
a mi pueblo! Como la historia de liberación de Israel de las manos de Egipto.
Un pueblo esclavo, que luego pasa por el desierto, recibiendo mana, dirección, acompañamiento, etc, pero DESDE UN LUGAR SUMAMENTE INCÓMODO, EL DESIERTO….Seamos sinceros, la palabra
desierto nos da escalofríos. ¿Pues quien quiere estar allí? Nadie, pero es la
manera de Dios de liberar, amar, moldear, bendecir e instruir a su pueblo.
2.- Manos débiles: Si nuestro Señor, no nos adiestra,
enseña, nos ama, nos libera…si no nos manda a un desierto, donde la única opción
es entablar una relación con El, difícilmente podemos recibir sus bendiciones,
mucho menos conservarlas. En Isaías 35, El profeta, profetiza sobre la alegría de
los REDIMIDOS. Nótese que, en el primer y segundo versículo, dice: Se alegrarán el desierto y el sequedal; se
regocijará el desierto y florecerá como el azafrán. Florecerá y se
regocijará: ¡gritará de alegría! Se le dará la gloria del Líbano, y el
esplendor del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor
de nuestro Dios. Claramente, el desierto y nosotros seremos renovados. Es allí
en los desiertos, donde fortalecemos nuestras manos y nuestras rodillas. Donde
se aprende a escuchar a Dios, donde se comprende un poco más de su amor. Es en los
desiertos es donde experimentamos en
nuestro corazón una profunda necesidad del toque sobrenatural de Dios para
poder seguir adelante. ¡Entonces hay que SOLTAR! Creo profundamente, que no se
trata de que Dios quiere arruinarnos, o dejarnos caer, mas bien es comprender,
que si en la vida real, te soltaran en un desierto, mientras menos equipaje
tengas, más fácil será atravesarlo.
3.- Poca Fe, infunde el miedo: Tal cual uno de los ejemplos de tantos que nos muestra
la palabra de Dios, la cita que use para comenzar a escribir, Marcos 4, aun y
cuando ya los discípulos, habían vistos milagros y prodigios de Jesús, aun y
cuando el mismo Jesús estaba en la barca. Cuando se desató la tormenta, los discípulos
se aterraron, me imagino que creerían que era el final. En su afán, pues Jesús dormía,
los discípulos los despiertan y le dicen: ¡Maestro! —gritaron—, ¿no te
importa que nos ahoguemos? . Entonces Jesús en el versículo 40 les contesta: ¿Por
qué tienen tanto miedo? —dijo a sus discípulos—. ¿Todavía no tienen fe?.
Los miedos ante las
tormentas en las vidas se van a evidenciar, las tormentas son precisamente la
oportunidad que tenemos para ejercitar y renovar nuestra fe. Pues no quiere
decir que no somos creyentes, o que no confiamos en el poder de Dios, es que
las vivencias pueden desatar miedos que paralicen nuestra relación con Dios, y
la fe absoluta de que vendrá una solución. Por esa razón, creo plenamente que Jesús
NO deja de buscarnos, mas bien ponemos un bloqueo en nuestro corazón al dejar
el miedo reinar. Entonces Jesús se queda en la barca, pero comienza a dormir,
no porque no le importa, no porque quiere que la tormenta nos aplaste, más bien
para graficarnos, su tranquilidad y plena confianza en su Padre. Para que, en
medio del pánico, en vez de seguir colocando obstáculos en nuestro corazón, lo
despertemos a gritos.
Para Finalizar, la construcción
del templo en 3 días nos es mas que la resurrección, la resurrección no ocurrió
sin una crucifixión, y la cruz no se dio, sin un vía crucis. Se que no son fáciles
los tiempos que estamos viviendo, pero estoy aprendiendo a simplificar la
palabra de Dios, a conocer de una manera más sencilla a Jesús. A ese Jesús que revolucionó la ley, que amo a los pecadores, que debatió con los fariseos, a
ese Maestro que enseñó con cuentos, parábolas y comparaciones. Quiero y lo
deseo también para cada uno de ustedes, renovar en este desierto la relación con
nuestro creador. Llegar a Él tal cual estamos, tal cual somos, sinceros y auténticos.
Que prestemos oídos para su palabra. Que veamos estos cambios, como el inicio a
una gran cosecha. ¿Que si preguntamos por qué? Y no obtenemos respuestas,
confiemos. Que admitamos que nuestras manos están débiles, que nuestro carácter
debe ser tratado, para recibir. Que los miedos no pueden reinar, que debemos
ahora más que nunca tener FE, tenemos que creer que Dios está en control, que
todo obrará para nuestro bien. Que debemos abrirnos pues necesitamos llenarnos
de mucho amor, pues llegarán hermanos más abatidos que nosotros y tendremos que
ayudarlos, abrazarlos y amarlos.
Saludos y Oraciones
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