Hace algunos
días tuve un sueño, luego de meditar, orar y preguntar a Dios sobre su mensaje,
me llego al corazón compartirselos. Siento que es muy probable que muchos se hayan
sentido de esta manera, o estén viviendo situaciones similares.
En mi sueño,
estaba reunida con mis antiguos amigos del colegio, la reunión era en un centro
comercial muy grande, en donde por cierto había muchísima gente. Al terminar
esa reunión, ya dirigiéndonos al estacionamiento, una de mis amigas del pasado,
me encomienda llevarle su auto, o me pide si puedo llevar su auto. En
principio, pensé, ¿qué voy a hacer?, pues quien llevara entonces mi auto? Pero al
final termine aceptando su petición. Subí al auto con mi hija, tenía una dirección
a seguir en mente, así es que me dispuse a encontrar esa salida que me llevaría
al camino de encuentro. Desesperadamente recorrí ese gran estacionamiento sin encontrar
la salida, algunas salidas no eran las correctas, otras estaban cerradas. En
dado momento mi desesperación era tanta, que detuve el auto, y escuche inmediatamente
una voz que me decía: ¡Pregunta!, así es que pregunte a un hombre en una de esas
salidas, y este me indicó dónde debería ir. De esa manera lo hice, me di cuenta
de que la salida estaba en cuesta, es decir una rampa inclinada, luego de salir
también tuve algunos inconvenientes en el camino, se presentaron ciertos
problemas que llamaron mi atención, y que lo único que hacían eran detenerme o
desviarme del camino.
Ahora
bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman,
los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. (Romanos 8,28)
Creo que, en
nuestras vidas, conscientes o inconscientemente tomamos tareas que no nos
corresponden. Tal vez por circunstancias familiares, luchas ajenas, situaciones
que pareciera a simple vista, no eran parte del destino propio. Ahora bien,
¿debo pensar que Dios se equivocó?, que no tiene el control de toda situación? Mi
respuesta es categóricamente NO, la verdad es que Dios nos respeta, tomamos
decisiones sin la sabiduría divina, tomamos decisiones en la carne o guiados
por otras personas sin incluir a Dios. Tal vez si no hubiera aceptado la encomienda
de mi amiga, hubiera tomado mi auto, encontrado la salida y llegar a casa con
menos problemas. Tal vez nos es algo que aceptamos por decisión, si no por imposición.
Pero a resumidas cuentas, nuestra certeza debe estar cimentada en que: DIOS
TIENE EL CONTROL DE TODA SITUACIÓN. TODO LO QUE EL DISPONE, OBRARA SIEMPRE A
FAVOR NUESTRO, AUNQUE EN EL MOMENTO NO ENTENDAMOS NADA.
La segunda
parte que entendí es que aun estando donde Dios no te mandó a estar, puedes preguntar.
Si podemos preguntar. Podemos de igual manera acercarnos a Dios, pedir perder, dirección,
solución, ayuda socorro, preguntar por la salida. Dios Padre en su amor y
misericordia nos guiará.
Es propicio
pensar también, en la situación espiritual, emocional, de salud, financiera que
estamos viviendo debido a las consecuencias de esta pandemia. Podríamos
sentirnos muchos agobiados, encerrados y tratando de buscar la solución, la
salida a esta situación. ¡También son buenas noticias pues PREGUNTA! Jeremías 33,3 “Clama a mí y te responderé, y
te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes”. La palabra de
Dios no ha cambiado y mucho menos el Dios de nuestros antepasados.
Debemos
recordar también que, en los INVIERNOS o DESIERTO fue donde Dios preparó a la mayoría
de sus hijos para cosas mayores. Desde el Antiguo Testamento hasta el Apocalipsis,
tenemos claros ejemplo de esto. El desierto es un lugar de transformación. No
importa si tu desierto se llama desempleo, silencio, enfermedad, o muerte. Al
salir de allí, tú serás una mejor o peor persona. Quizá resultes convirtiéndote
en alguien más maduro en el Señor y más sensible a su voz… o posiblemente alguien
más amargado, cínico, y desesperanzado. ¡Pero jamás saldrás igual! Así que la
pregunta clave es: ¿cómo salir victoriosos de los desiertos entendiendo la
forma en que Dios puede usarlos? La respuesta está en la provisión de Dios
para nosotros.
En conclusión:
Sea que, por malas
decisiones, cargas del pasado que no debiste llevar, por desobediencia, por la decisión
de Dios…etc.…sea como sea la realidad es que el mundo entero esta viviendo un
desierto. Personalmente también lo estamos viviendo. Bien sea que ya estabas en
él, o debido a esta situación mundial acabas de entrar. Esto no es lo
importante. Lo importante es comprender más allá, entre las búsquedas de
salidas someterse a Dios, conectarse con Dios, dejarse llevar por Dios,
Preguntar a Dios, creerle a Dios. No cabe duda de que vas a encontrar las
respuestas. La mayor necesidad que tiene el hombre en esta vida y en medio de
los desiertos es una relación íntima con Dios.
Hoy te animo
a CONFIAR más en el Señor, se que no es fácil, pues mi persona misma está
viviendo situaciones muy duras. Pero si te sirve de algo, resisto, me aferro a
Dios, traigo a mi corazón cada palabra en donde nuestro Dios nos promete que estará
con nosotros, sin abandonarnos. Y como siempre digo: ¡UN DIA A LA VEZ!
La oración no debe ser menos que la conección y la construcción de una relación con Dios, si ya la tenias, pues es hora de madurar en ella, de pasar al otro nivel de intimidad con el Padre.
Por eso,
ahora voy a seducirla: me la llevaré al desierto y le hablaré con ternura. Allí
le devolveré sus viñedos, y convertiré el valle de la Desgracia en el paso de
la Esperanza. Allí me corresponderá, como en los días de su juventud, como en
el día en que salió de Egipto. (Ósea 2 14-15)
Saludos y
Oraciones
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