Él sana a los que tienen roto el corazón, y les venda las heridas. (Salmos 147,3).
Las heridas
emocionales se crean en su mayoría en la etapa de la infancia, debido a una
necesidad emocional, y de amor, no atendida por uno de los padres de la manera
que para nosotros era la correcta. Cada herida genera una máscara que solemos
utilizar, como escudo protector, o para no entrar en contacto directo con el
gran dolor que llevamos en nuestro interior, y por consiguiente hacer daño a otros.
Dependiendo de la profundidad de la herida, la máscara (Falsedad) se activará
más a menudo a lo largo de nuestra vida.
La mayoría de
nuestros fracasos, pecados, errores etc., nos llevan a caer en conflictos con
otras personas, bien sean, familiares, amigos, parejas, compañeros de trabajo,
en fin, en todo nuestro entorno. Casi siempre sabemos que algo en nuestro
actuar, está provocando situaciones negativas en nuestras vidas, oramos,
pedimos sanación, buscamos ayuda psicológica, en fin, un deseo grande de sanar
ese dolor intenso, que nos impide el cambio que queremos.
¿Qué
sucede cuando una herida no cicatriza? En primer lugar, el riesgo a infección, el dolor persistente
y si esta se infectare, la consecuente supuración de esta. Así mismo sucede con
nuestras heridas del alma, si estas no son sanadas, lamentablemente quedaran
expulsando toda la infección producida y el dolor no cederá. ¿Por qué no
cesa mi dolor? ¿Por qué es incurable mi herida? ¿Por qué se resiste a sanar? ¿Serás
para mí un torrente engañoso de aguas no confiables? (Jeremías 15,18)
Si somos observadores, muchas de las personas o nosotros
mismos, tendemos a herir a otros, en el área que hemos sido heridos. Por
ejemplo: No recibimos amor, ni palabras de halagos de parte de nuestros padres,
entonces actuamos generalmente secos, o pocos expresivos en nuestras relaciones
con otras personas. Posiblemente por sentir o por reclamos de los seres más
queridos, recibimos quejas tales como: Que seco eres, que duro eres al hablar, ¿no
sientes amor? ¿Por qué eres tan negativo? Etc.…Paulatinamente esto va generando
conflictos internos, y conflictos externos. A cada árbol se le reconoce por
su propio fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las
zarzas. (Lucas 6,44).
Hoy me
inquieta el señor a escribirte sobre lo que he podido aprender, para sanar
heridas producidas en mi alma en la etapa de mi infancia, estas producidas por
mis padres, con tal fin, y de corazón puedas ser tu corazón sanado. Amen
Lo primero
que aprendí fue a dejar de ser VÍCTIMA, entendí que de la misma manera que mis
padres me había hirieron, ellos también habían sido heridos. Esto me llevó a
comprender y extender el verdadero perdón para la liberación de esta área en mi
vida. No juzguen, y no se les juzgará. No condenen, y no se les condenará.
Perdonen, y se les perdonará. (Lucas 6,37)
Seguidamente
profundice en el mandamiento de Dios con respecto a nuestros Padres: Honra a
tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te
vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. (Efesios 6 2-3). Todos los
mandamientos de Dios son para nuestro bien, no son leyes del mundo, no son diseñadas
para una clase o género, son simplemente mandatos de amor que nos ayudan a
caminar en Santidad. Es el mismo amor de Jesús el único capaz de hacernos
cambiar y cumplir con estos mandatos. En muchas ocasiones tuve que olvidar
situaciones para lograr honrar a mis padres. ¿Ustedes me preguntaran cómo y
para qué? Bueno, la razón es porque hice vida en mi la palabra de Dios que
dice: El (Dios) hace cosas nuevas, entonces para que El haga cosas nuevas, yo
tengo que permitirle disminuir y minimizar las cosas viejas. El para qué, para lograr
honrar a mi Padre y Madre, sembrar honra y recibir honra de parte de mi hija. Aquí
se abriría mi corazón para la sanación de las heridas de mi infancia.
Todos
queremos ser, dar y hacer mejor con nuestros hijos, de lo que nuestros padres
lo hicieron con nosotros. Muchos logramos ciertas cosas, otros son incapaces de
hacerlo, la razón es porque se ha creado un patrón que no se ha podido romper,
es una herida abierta, que, en vez de ser testigo y bendición para la siguiente
generación, es veneno y putrefacción. ¿Qué trato de explicarles? Cuando
estos patrones están siendo impedimentos para nosotros cumplir con Dios en el
rol de Padre que se nos fue dado, lo primero que debemos evaluar es: ¿QUE NOS
DUELE? QUE NOS ASFIXIA, QUE DE NUESTRO PADRES NOS CAUSÓ DOLOR, QUE ES LO QUE
NUESTRO HIJOS NOS RECLAMAN CON DOLOR, cuan grande o pequeña que sea la situación,
debemos IDENTIFICARLA, seguidamente pasar por el proceso de LUTO de la mano de Jesús
y abrir nuestro corazón a la sanación.
Por eso, así dice el Señor: Si te arrepientes,
yo te restauraré y podrás servirme. Si evitas hablar en vano, y hablas lo que
en verdad vale, tú serás mi portavoz. Que ellos se vuelvan hacia ti, pero tú no
te vuelvas hacia ellos. (Jeremías 15,19). Noten que use la situación de Jeremías para tratar de
graficar el dolor, la lucha, el proceso de caer y levantarse, de pronunciar
palabras de maldición etc. Cuando nuestro entorno se vuelve estrecho, difícil,
angustiándonos al extremo; cuando el desánimo golpea con toda fuerza nuestras
endebles emociones; cuando tristeza y auto compasión se acercan como “hadas
benefactoras” "condoliéndose" de nosotros, en este mismo instante
viene la palabra de vida:
“Si
reconoces como barbaridades y locura lo que estás pensando y diciendo, yo te
restauro, te sano. Si escoges hablar mi Palabra y no tus pensamientos, si
escoges creer en mí y no en tus sentimientos, yo te usaré como mi portavoz.
Haré de ti mi mensajero, no solo por el simple conocimiento teórico que
despliegues, sino por el conocimiento vivencial, producto de una vida
totalmente rendida a mí”, Simple: deseo que lean estas palabras imaginando una
sonrisa de Dios en su boca, que en vez de que suenen amenazadoras, suenen en
sus corazones de manera dulce: RECONOCE QUE ESTAS HERIDO, QUE HAS HABLADO Y
HECHO BARBARIDADES, SI ESCOGES HABLAR LO BUENO, EDIFICANTE Y VERDADERO, SI
CREES EN MI Y NO EN TUS SENTIMIENTOS, YO TE USARE COMO MI PORTAVOZ; Que es
un porta voz? Aquel que habla en nombre de otro, es decir, que nuestro
sentir cambiará al sanar y nuestra boca y actuar será de bendición. Seguidamente
dice: QUE ELLOS SE VUELVAN A TI…Y NO TU A ELLOS (NO REGRESAREMOS MAL PROCEDER).
Qué maravillosa promesa, pues es el resumen de una verdadera restauración.
Cuando por
deseo propio, aun sin entender que era el mismo Dios amándome desde siempre, comencé
a amar a mi hija, apoyarla, atenderla, a guiarla, hacerme su confidente, ha
edificarla, a estar allí para ella, a bendecirla etc.…comencé a notar una
profunda sanación en mí. Más aún cuando mi proceso de conversión empezó hace 13
años, pues entendí que, desde ante que conociera a Dios, Dios Padre por su
misericordia había comenzado su obra en mí.
Hoy en día,
ya no soy victima de esas heridas, puedo ver a mis Padres con un amor más puro,
ambos están en la presencia del Señor. Ya mis heridas han cicatrizado, o por lo
menos la mayoría de ellas y Dios ha cumplido su promesa: Ve y habla de sanación
a mi Pueblo. Yo he decido mostrar mis cicatrices como testimonio para animarlos
y para que sean sanos en el nombre de Jesús.
Mi mejor
consejo: SE EL PADRE
O MADRE, QUE DESDE NIÑO QUISISTE QUE FUERAN LOS TUYOS. Las carencias afectivas,
las palabras hirientes, el abandono, la necedad, malos consejos, todo…comienza
a NEGARSELO A TUS HIJOS, experimentaras un amor sanador, pues estarás sembrando
sanidad y cosecharas tu propia sanidad. ¡Aleluya!
Proverbios
23 24-25 El padre del justo se regocijará en gran manera, y el que engendra un
sabio se alegrará en él. Alégrense tu padre y tu madre, y regocíjese la que te
dio a luz.
Proverbios
17,6 Corona de los ancianos son los hijos de los hijos, y la gloria de los
hijos son sus padres.
Saludos y Oraciones
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