Wednesday, July 4, 2012

Y Quien es mi Prójimo?



Hna. En Cristo! Gracias por escribirnos.

Que cada día Dios la levante con fuerza, poder y usted pueda tener la libertad de alabar a Dios, con un canto nuevo en su boca hoy.




Usted me pregunta: ¿Y quién es mi prójimo?  y mi respuesta es su esposo, y esa mujer con la que esta su esposo.

 Y usted me dice: me pregunto todos los días, si Dios, no se dará de cuenta que no tengo carácter del buen samaritano.


La invito a que lea Lucas 10, 25-37...La Parábola del buen samaritano. 
Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerlo a prueba le preguntó: --Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le contestó:--¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees? El maestro de la ley contestó:


--'Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente'; y 'ama a tu prójimo como a ti mismo. ‘Jesús le dijo:

--Has contestado bien. Si haces eso, tendrás la vida. Pero el maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús:--¿Y quién es mi prójimo?

Jesús entonces le contestó: --Un hombre iba por el camino de Jerusalén a Jericó, y unos bandidos lo asaltaron y le quitaron hasta la ropa; lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote pasaba por el mismo camino; pero al verlo, dio un rodeo y siguió adelante. También un levita llegó a aquel lugar, y cuando lo vio, dio un rodeo y siguió adelante. Pero un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, al verlo, sintió compasión.  Se acercó a él, le curó las heridas con aceite y vino, y le puso vendas. Luego lo subió en su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó.  Al día siguiente, el samaritano sacó el equivalente al salario de dos días, se lo dio al dueño del alojamiento y le dijo: 'Cuide a este hombre, y si gasta usted algo más, yo se lo pagaré cuando vuelva.' Pues bien, ¿cuál de esos tres te parece que se hizo prójimo del hombre asaltado por los bandidos? El maestro de la ley contestó:--El que tuvo compasión de él. Jesús le dijo:--Pues ve y haz tú lo mismo.


Porque? le contesto basada en esta parábola del buen Samaritano...porque lo que usted me pregunta y me dice, lo podemos entender de esa Parábola.


El Samaritano actuó con amor, con compasión, con generosidad, con desinterés y sobre todo, con misericordia. Esto es lo que espera Dios de nosotros, no espera menos. Ahora que nos guste eso es otro asunto...la mayoría de las veces no nos gusta este tipo de respuesta que nos da Jesús, porque en el fondo,  en lo mas intimo de nuestro corazón, no estamos convencidos que eso es lo correcto.


Siempre queremos justificar con culpa lo que hace el otro. El samaritano no le pregunto al hombre herido si el había provocado la pelea...en la Parábola, Jesús cuenta que fueron unos bandidos (en otras Biblia dice, asaltantes). Para este Samaritano no era importante preguntar que fue lo que paso...lo que era importante para el era sanar sus heridas. La escena que vio el samaritano fue difícil, como para  seguir de paso y no darle el auxilio que esta persona necesitaba.


Cuando leo esta parábola se que también es para mi...Dios espera de mi,  tener compasión por el herido, por el golpeado que fue asaltado por el pecado y dejado desnudo. Cuando un ser humano es manejado como un títere de Satanás, solo compasión debemos de tener por el. No debemos juzgar, ni sacar al desnudo sus errores que comete a diario. Al contrario es limpiar sus heridas...Como? por medio de nuestro perdón y oración intercesión delante de Dios. Muchas veces nos envolvemos demasiado en interrogar al hombre por sus errores y terminamos destruyendo, acusándolo, juzgándolo etc.….


Estoy segura que las dos persona que pasaron primero (en la parábola) le hicieron justicia y hasta pensaron mejor sigo mi camino, mejor no me complico. Cuantos hogares hoy, que vemos que se destruyen porque fue más fácil seguir de largo?. Y no tomar la responsabilidad de llevar al otro a los pies de Jesús y decirle Señor aquí lo dejo a tus pies...mientras tu lo sanas seguiré visitándote Señor hasta que este completamente sanado...y pagare con mis lagrimas todo sus ofensas a ti. Porque se que el que siembra con lagrimas delante de ti recogerá su cosecha con gritos de alegría (Salmo 126). Como puede ver Dios nos ha equipado con el amor del buen Samaritano.


Usted me comparte que su esposo ahora es un hombre totalmente diferente al hombre que usted conocía, que ahora lo desconoce. Tatuaje, moto, fuma tabaco etc...Bueno si usted a pasado y lo ha visto de esa forma no haga como los dos primeros hombres de la parábola seguir de paso. Tome la decisión de tener compasión por el, cargarlo hasta los pies de la cruz y entregárselo a Jesús. Y dígale Señor aquí esta,  se que pagaste toda su deuda pero el necesita sanar sus heridas. Y que mi lámpara no sea como las de las cinco vírgenes que se quedaron  dormidas y sin aceite. Que el vino sanador de la boda de Cana sean bien añejado, para que seamos embriagados por tu amor y servirte para siempre uno al otro con amor, generosidad, con desinterés, y sobre todo que el manto de compasión y misericordia tuyo nos arrope en estos momentos, mientras nuestras heridas sanan.


El samaritano hizo algo maravilloso: Se acerco al hombre, le curo las heridas con aceite y vino, y le puso vendas. Hoy te pregunto: mujer de Dios, con que venda estas tapando la herida de tu esposo?


Por María Sosa (Ministerio Mujer Levantate)


Con Amor

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