Saturday, July 28, 2012

Aun en la más dura prueba, Dios siempre estará junto a ti...




Muchos hemos llegado a sentir que Dios se ha escondido de nosotros, su silencio nos hace dudar y sufrir, pero solo Dios sabe que es lo mejor para nuestras vidas, Dios mismo nos ha escogido desde la eternidad, nos amado con amor eterno y como buen Padre, Padre Perfecto, nunca nos abandonara. El siempre estará y actuara según su Santa  voluntad, que para nosotros sera buena, perfecta y agradable…Lo dice su palabra y de igual manera lo cumple.



Quiero compartirte esta bella historia. Mujeres y Hombres Valientes!


Gianna Beretta


Nació en Magenta (provincia de Milán) el día 4 de octubre de 1922. Desde su tierna infancia, acoge el don de la fe y la educación cristiana que recibe de sus padres.


Considera la vida como un don maravilloso de Dios, confiándose plenamente a la Providencia, y convencida de la necesidad y de la eficacia de la oración.


Durante los años de Liceo y de Universidad, en los que se dedica con diligencia a los estudios, traduce su fe en fruto generoso de apostolado en la Acción católica y en la Sociedad de San Vicente de Paúl, dedicándose a los jóvenes y al servicio caritativo con los ancianos y necesitados. Habiendo obtenido el título de Doctor en Medicina y Cirugía en 1949 en la Universidad de Pavía, abre en 1950 un ambulatorio de consulta en Mésero, municipio vecino a Magenta. En 1952 se especializa en Pediatría en la Universidad de Milán. En la práctica de la medicina, presta una atención particular a las madres, a los niños, a los ancianos y a los pobres.


Su trabajo profesional, que considera como una «misión», no le impide el dedicarse más y más a la Acción católica, intensificando su apostolado entre las jovencitas.
Se dedica también a sus deportes favoritos, el esquí y el alpinismo, encontrando en ellos una ocasión para expresar su alegría de vivir, recreándose ante el encanto de la creación.


Se interroga sobre su porvenir, reza y pide oraciones, para conocer la voluntad de Dios. Llega a la conclusión de que Dios la llama al matrimonio. Llena de entusiasmo, se entrega a esta vocación, con voluntad firme y decidida de formar una familia verdaderamente cristiana.


Conoce al ingeniero Pietro Molla. Comienza el período de noviazgo, tiempo de gozo y alegría, de profundización en la vida espiritual, de oración y de acción de gracias al Señor. El día 24 de septiembre de 1955, Gianna y Pietro contraen matrimonio en Magenta, en la Basílica de S. Martín. Los nuevos esposos se sienten felices. En noviembre de 1956, Gianna da a luz a su primer hijo, Pierluigi. En diciembre de 1957 viene al mundo Mariolina y en julio de 1959, Laura.


Gianna armoniza, con simplicidad y equilibrio, los deberes de madre, de esposa, de médico y la alegría de vivir.


En septiembre de 1961, al cumplirse el segundo mes de embarazo, es presa del sufrimiento. El diagnóstico: un tumor en el útero. Se hace necesaria una intervención quirúrgica. Antes de ser intervenida, suplica al cirujano que salve, a toda costa, la vida que lleva en su seno, y se confía a la oración y a la Providencia. Se salva la vida de la criatura. Ella da gracias al Señor y pasa los siete meses antes del parto con incomparable fuerza de ánimo y con plena dedicación a sus deberes de madre y de médico. Se estremece al pensar que la criatura pueda nacer enferma, y pide al Señor que no suceda tal cosa.


Algunos días antes del parto, confiando siempre en la Providencia, está dispuesta a dar su vida para salvar la de la criatura: «Si hay que decidir entre mi vida y la del niño, no dudéis; elegid -lo exijo- la suya. Salvadlo».


La mañana del 21 de abril de 1962 da a luz a Gianna Emanuela. El día 28 de abril, también por la mañana, entre indecibles dolores y repitiendo la jaculatoria «Jesús, te amo; Jesús, te amo», muere santamente. Tenía 39 años.


Sus funerales fueron una gran manifestación llena de emoción profunda, de fe y de oración. La Sierva de Dios reposa en el cementerio de Mésero, a 4 kilómetros de Magenta.


«Meditada inmolación», Pablo VI definió con esta frase el gesto de la beata Gianna recordando, en el Ángelus del domingo 23 de septiembre de 1973: «una joven madre de la diócesis de Milán que, por dar la vida a su hija, sacrificaba, con meditada inmolación, la propia». Es evidente, en las palabras del Santo Padre, la referencia cristológica al Calvario y a la Eucaristía.


Fue beatificada por Juan Pablo II el 24 de abril de 1994, Año Internacional de la Familia.


Oración


Dios, que eres nuestro Padre,
te alabamos y te bendecimos
porque en Santa Gianna Beretta Molla
nos has dado y hecho conocer
una mujer testigo del Evangelio
como joven, esposa, madre y médico.
Te agradecemos porque,
también a través del don de su vida,
nos enseñas a acoger y honrar cada creatura humana.


Tú, Señor Jesús,
has sido para ella punto de referencia privilegiado.
Te ha sabido reconocer
en la belleza de la naturaleza.
Mientras se interrogaba sobre su elección de vida,
iba en tu búsqueda y del modo mejor para servirte.
A través del amor conyugal, se hizo signo
de tu amor por la Iglesia y por la humanidad.
Como tú, buen samaritano, se ha quedado
al lado de cada persona enferma, pequeña y débil.
Siguiendo Tu ejemplo y por amor,
se ha dado toda entera, generando nueva vida.


Espíritu Santo, fuente de toda perfección,
danos también sabiduría, inteligencia y coraje para que,
con el ejemplo de Santa Gianna y por su intercesión,
en la vida personal, familiar, profesional,
sepamos ponernos al servicio de todo hombre y mujer
y crecer así en el amor y en la santidad.


Amén.

Con Amor

M.S (Ministerio Mujer tu fe te ha Sanado).

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